Desde sus orígenes clásicos, la relación teoría-practica ha sido una constante (pre) ocupación en la historia de la filosofía. No han faltado quienes distingan una filosofía de otras muchas filosofías, cuya desigualdad pone al descubierto un prejuicio epistémico que menosprecia una dimensión practica de la actividad filosófica y acentúa la rigidez y exclusividad de un campo disciplinar. Los trabajos reunidos en este libro se proponen, desde diferentes perspectivas, un ejercicio de filosofía práctica. Aunque hablar de filosofía practica pueda parecer un oxímoron, la contradicción entre los términos aparece sobre todo si se tiene una visión limitada de la filosofía, que la restringe al ámbito de lo teórico y la caracteriza como una actividad puramente contemplativa, reservada para unos pocos iniciados. Los tres capítulos que componen el libro muestran de qué manera la filosofía practica puede convertirse en una potente herramienta teoría para comprender la complejidad del mundo que nos toca vivir, poniendo en discusión una serie de criterios y conceptos como el de lo estético, lo político y la vulnerabilidad que condicionan nuestras experiencias y limitan nuestra afectividad.